Cultura Chorote

Cultura Chorote en Paraguay

ETNÓNIMOS
Choroti, Soloti, Tsoloti, Xolota, Yofuaha, Yowuxua, Yoxuaxa

ORIENTACIÓN
IDENTIFICACIÓN Y LOCALIZACIÓN
El nombre «Chorote» o «Choroti» es probablemente de origen chiriguano-guaraní y se utiliza en el Chaco argentino y boliviano-paraguayo. Los Chorote se llaman a sí mismos «Yoxuaxa», que probablemente significa «los que comen palomas». En los asentamientos contemporáneos del Río Pilcomayo también se les identifica como «Téuak Lhele» (gente del río) y «Lhimnal Lhele» (gente del bosque), aludiendo a sus nichos ecológicos nativos.

Hasta la segunda mitad del siglo XVII los Chorote vivían en el sur del Chaco, en la margen derecha del Río Bermejo medio. Las expediciones punitivas de finales del periodo colonial obligaron a desplazar a los chorotes a la orilla izquierda del Pilcomayo. A principios de la década de 1990, vivían a lo largo de ambas orillas del Pilcomayo medio y en el Chaco paraguayo central-occidental. El clima es tropical del tipo seco-lluvioso, caracterizado por marcadas precipitaciones estacionales.

DEMOGRAFÍA
Las estimaciones realizadas en la década de 1920 oscilaban entre 2.000 y 2.500 personas. En 1980 la población de Chorote se estimaba en 1.200 personas, con 830 en Argentina y 370 en Paraguay. En 2010 habría aproximadamente 2.800 chorotes: el censo de 2010 en Argentina contabilizó 2.270 chorotes, de los cuales 1.713 vivían en la provincia de Salta; el censo de 2012 en Paraguay contabilizó 582 chorotes (manjui), de los cuales 579 vivían en el departamento de Boquerón.

FILIACIÓN LINGÜÍSTICA
La lengua Chorote pertenece a la familia Mataca-Macá del tronco Macro-Guaycurú. Actualmente existen al menos dos dialectos: uno predomina en la zona del Pilcomayo y el otro en el interior del Paraguay.

HISTORIA Y RELACIONES CULTURALES
A principios del siglo XX, las etnias cuyos territorios colindaban con el Chorote eran: los Toba, los Chiriguano y los Tapieté al oeste y noroeste; los Ayoreo al norte; los Nivaclé al este y sureste; y los Mataco-Guisnay al sur. Con las excepciones de frecuentes matrimonios mixtos y alianzas comerciales y militares con los Nivaclé y los Tapieté, las relaciones de los Chorote con los grupos circundantes continuaron siendo hostiles durante este período. Luego, las expediciones enviadas por el gobierno boliviano para reconocer y pacificar el territorio chaqueño se sumaron a la creciente presión ejercida por los ganaderos, dando lugar a oportunas ampliaciones de las alianzas intertribales para resistir la ocupación. Sin embargo, la expansión de la ocupación redujo las tierras indígenas y puso a los indios en contacto permanente con la sociedad dominante. La Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia (1932-1935) impulsó a los chorotes a desplazarse continuamente; al final de la guerra se vieron obligados a establecerse en misiones evangélicas en Argentina y en asentamientos menonitas y misiones católicas en Paraguay. Debido a las demandas sistemáticas de las minorías nativas del Chaco, que comenzaron en la década de 1950, en la década de 1980 se implementó una legislación gubernamental para el reconocimiento de los derechos territoriales de las comunidades nativas. Se han cedido algunas tierras a los pueblos indígenas mediante la Ley 23302/1984 (Argentina) y el Estatuto de Comunidades Indígenas Ley 904/1980 (Paraguay).

COLONIAS
En la época aborigen los Chorote tenían dos tipos de asentamientos: aldeas semisedentarias para la época de lluvias y campamentos temporales para la época seca. Las aldeas más densamente asentadas se establecían en las orillas del Pilcomayo o en las lagunas del interior, en terrenos despejados por encima del nivel de inundación. Las chozas estaban dispuestas en círculo y las aberturas de acceso estaban orientadas hacia una plaza central donde se realizaban actividades rituales y deportivas. En contraste con la marcada tendencia a la concentración de la población y al estilo de vida sedentario durante la estación de lluvias, durante la mayor parte de la estación seca se producía una fragmentación en unidades familiares y un desplazamiento más prolongado y continuo de los campamentos temporales. En el asentamiento de los chorotes en las misiones y en los asentamientos predominantemente multiétnicos, el patrón circular ideal de las aldeas antiguas se sustituyó a menudo por un patrón lineal, mientras que las cabañas en forma de cúpula se sustituyeron parcialmente por viviendas hechas con materiales modernos.

ECONOMÍA
SUBSISTENCIA
Los Chorote eran básicamente cazadores y recolectores, pero complementaban sus necesidades de subsistencia con la pesca y la horticultura. En la caza, el tapir y tres tipos de pecaríes constituían las principales presas. La recogida de miel y la recolección de frutos silvestres también proporcionaban una buena parte de la dieta de los chorotes. Los cultivos más difundidos eran varios tipos de calabazas, mandioca amarga y maíz. Las actividades socioeconómicas seguían un ritmo estacional característico de abundancia y escasez. La época de mayor abundancia de recursos era desde septiembre hasta febrero, lo que facilitaba la convergencia de varias bandas en las aldeas semi-sedentarias para la recolección de frutos silvestres y la realización de tareas agrícolas. Tras un periodo de gran escasez, que obligó a las bandas a dividirse y llevar una vida intensamente nómada, la pesca se hizo relativamente abundante durante junio y julio. Esto permitió a los ribereños y, en menor medida, a los forestales, una permanencia secundaria en las orillas del Pilcomayo. Con el contacto llegó la incorporación de nuevos cultígenos y animales domésticos como gallinas, cerdos, cabras y ovejas. La cría de animales compensó parcialmente la reducción de la caza provocada por el avance de la frontera de la colonización.

ACTIVIDADES COMERCIALES
Desde principios del siglo XX, el trabajo asalariado temporal en los ingenios azucareros del noroeste argentino incorporó definitivamente a los indígenas a la economía de mercado, creando nuevas necesidades para ellos. La permanencia prolongada en los ingenios expuso directamente a los indígenas a las fuerzas de cambio de la sociedad dominante, deslumbrándolos y haciéndolos desear nuevos bienes. Desde entonces, han adoptado alimentos manufacturados, bebidas alcohólicas, armas, máquinas de coser, bicicletas, relojes, etc. En los años 60, la mecanización de las fábricas redujo la demanda de trabajadores menos cualificados. Algunos chorotes se reorientaron hacia el trabajo temporal en empresas agroindustriales de las colonias menonitas del Chaco paraguayo. Para los que se reinstalaron en aldeas del Pilcomayo medio, la pesca comercial constituye una fuente de ingresos que, a diferencia del trabajo asalariado, facilita la residencia permanente y el fortalecimiento de las relaciones comunitarias. La venta de artesanías también añade algunos ingresos.

COMERCIO
En tiempos aborígenes los chorote actuaban como intermediarios en una extensa red de relaciones comerciales que conectaba a los grupos del Chaco con los del piedemonte sur andino. Durante las primeras décadas del siglo XX, junto con los Nivaclé, monopolizaron la comercialización del hierro viejo en todo el Chaco.

DIVISIÓN DEL TRABAJO
Antes del contacto, los hombres chorote se encargaban de la caza, la recolección de miel, la pesca y la horticultura, así como de la fabricación de herramientas y armas. Las actividades bélicas y comerciales también eran tareas básicamente masculinas. Las mujeres recogían las plantas silvestres y cosechaban los cultivos para procesarlos y almacenarlos. Construían las cabañas, preparaban las comidas y criaban a los niños. A mediados de los años 90, las mujeres seguían fabricando bolsos, cerámica y algunas prendas de vestir. Sin embargo, debido a la disminución de los recursos naturales y a la mayor importancia del trabajo masculino -salario y pesca comercial- las tareas femeninas se han restringido al hogar.

TENENCIA DE LA TIERRA
En la antigüedad, cada banda tenía territorios de caza, recolección y pesca reconocidos, aunque a veces disputados. El avance de la ganadería obligó a los indios a compartir sus tierras con los criollos, cuyo ganado principal (vacuno, caballar, mular), además de destruir los campos de los indios, ha cambiado la distribución de los recursos naturales. La Guerra del Chaco y la consecuente venta y concesión de grandes extensiones de tierra por parte del gobierno paraguayo obligó a los chorotes a concentrarse en las misiones. Los misioneros consiguieron rescatar algunas tierras para los indios y asegurar su supervivencia. En la década de 1980, los gobiernos argentino y paraguayo comenzaron a otorgar títulos de propiedad a varias comunidades indígenas.

KINSHIP
GRUPOS DE PARENTESCO Y DESCENDENCIA
La sociedad chorote se dividía antiguamente en bandas bilaterales exogámicas, formadas por un pequeño número de familias extensas. Los miembros de cada banda se consideraban emparentados, aunque los vínculos de parentesco parecen haber sido más creados que reales en el sentido de ser rastreables genealógicamente. Las funciones esenciales de cada banda eran la regulación del matrimonio, el mantenimiento de la autonomía y el ejercicio de cierto control sobre los conflictos interpersonales o entre familias extensas. Estos últimos podían generar procesos de fisión dentro de las bandas. La intensificación del contacto con la sociedad blanca y el asentamiento en misiones y colonias produjo la fusión de diferentes bandas en un mismo poblado. En los pocos poblados supervivientes de planta circular, coexisten dos facciones distribuidas de forma relativamente simétrica, y los miembros de cada una tienden a casarse con los de la facción opuesta. No está claro si se trata de una supervivencia de una antigua organización dual o, lo que es más probable, de una convergencia reciente hacia los principios duales debido a una convergencia social y dialectal de los grupos ribereños y forestales.

MATRIMONIO Y FAMILIA
MATRIMONIO
El matrimonio dentro de la banda estaba tradicionalmente prohibido. El ámbito de la exogamia se extendía a las etnias amigas, especialmente los nivaclé y los tapieté. Tras el reasentamiento, la tendencia a la exogamia étnica se amplió para incluir a otros grupos indígenas, así como a los criollos, especialmente en los pueblos multiétnicos. El divorcio sigue siendo aceptado y puede ser iniciado por cualquiera de los cónyuges.

UNIDAD DOMÉSTICA
La unidad doméstica, junto con los grados de edad, eran las articulaciones esenciales del sistema social. Los jefes de familia podían tradicionalmente imponer sus decisiones al jefe de la banda. Sigue predominando la familia extensa matrilocal, que normalmente incluye tres generaciones; también hay unidades patrilocales y familias nucleares. La aparición de la familia nuclear es una consecuencia del trabajo migratorio y del trabajo asalariado desde principios del siglo XX.

SOCIALIZACIÓN
Los niños fueron y son educados de forma permisiva y se fomenta su autonomía personal. Como depositarios de conocimientos y guías de comportamiento, los abuelos eran antiguamente los principales agentes socializadores. Esta preeminencia debe relacionarse con el sistema de jerarquización por edades, según el principio de que la edad confiere estatus y prestigio. La confrontación de la educación formal con la educación informal impartida por los mayores ha dado lugar a un desplazamiento progresivo de las responsabilidades en materia de enculturación hacia la generación de los padres, dado que estos últimos interactúan con mayor fluidez en el contexto regional/nacional.

ORGANIZACIÓN SOCIOPOLÍTICA
ORGANIZACIÓN SOCIAL
El núcleo de la organización social tradicional de los chorotes era un sistema de grados jerárquicos por edades. Los grados sucesivos (niños, jóvenes, adultos y ancianos) tenían funciones, obligaciones y privilegios específicos. Los ancianos regulaban y orientaban a los demás grados de edad. Las mujeres ocupaban una posición de relativa igualdad con los hombres. Sin embargo, la creciente interacción con la sociedad regional ha afectado a la división tradicional del trabajo entre los sexos, reduciendo la influencia y el estatus de las mujeres.

ORGANIZACIÓN POLÍTICA
A pesar de la marcada tendencia al igualitarismo, la fragmentación política y la autonomía de cada grupo doméstico, en la antigüedad coexistían dos niveles de jefatura: un nivel local o de banda y un nivel supralocal o subtribal. Aunque el cargo del primer tipo solía ser hereditario, la elección y eventual sustitución de los jefes supralocales dependía de los jefes de banda y de los jefes de los grupos domésticos. Sus decisiones en este sentido se basaban en la capacidad negociadora y el prestigio guerrero de los candidatos, ya que este tipo de liderazgo solía definirse en el contexto de la hostilidad intergrupal, lo que hacía que la capacidad coercitiva del candidato fuera un factor determinante. Aun así, el poder de ambos tipos de líderes se basaba más en el consenso que en la coerción, como indican los requisitos de ecuanimidad, generosidad y talento oratorio. La interacción permanente con la sociedad dominante fue socavando poco a poco el caciquismo tradicional. Los forasteros imponían con frecuencia a los líderes locales, aunque éstos eran elegidos en parte por sus conocimientos lingüísticos y su capacidad para mediar en asuntos económicos, políticos y/o religiosos.

CONTROL SOCIAL
La sociedad tradicional de Chorote fomentaba la autonomía personal y ofrecía a sus miembros varias opciones para manifestar su desacuerdo, lo que hacía que el control social fuera bastante flexible. Además, al permitir la expresión abierta de los sentimientos y estados de ánimo -por muy cambiantes que éstos fueran-, la probabilidad de que se produjeran episodios incontrolables disminuía considerablemente. Las imposiciones de la sociedad dominante han tendido a restringir la variedad de estratagemas en las que puede confiar un individuo, lo que ha hecho que el sistema de control social sea más rígido. Las frecuentes acusaciones de brujería son una consecuencia de la inflexibilidad de las formas de control social impuestas.

CONFLICTO
En tiempos de los aborígenes, las hostilidades interétnicas eran el tipo de conflicto más violento y tenían como objetivo principal la obtención de cabelleras enemigas. Las cabelleras y otros trofeos daban prestigio a sus propietarios, permitiéndoles competir por el liderazgo supralocal. Los combates intraétnicos excluían expresamente la obtención de cabelleras y se orientaban hacia objetivos más inmediatos y rentables, como el control de los lugares de pesca. Alrededor del grupo local, las relaciones con otras unidades chorote variaban constantemente entre la agresividad y la alianza. Esta tendencia a la fragmentación reafirmaba los principios de autonomía e iniciativa personal local. La fragilidad de los vínculos internos, junto con la persistencia de la antigua rivalidad interétnica, impidió a los chorote montar un movimiento de resistencia cohesionado contra los colonos invasores. En este contexto, los Chorote sólo formaron alianzas relativamente estables con los Tapieté y los Nivaclé, optando por coaliciones ocasionales con los Chiriguano, los Toba y los Mataco. Persisten los conflictos por la propiedad de la tierra y la explotación de los recursos naturales, principalmente en forma de disputas entre la población nativa y los colonos criollos.

RELIGIÓN Y CULTURA EXPRESIVA
CREENCIAS RELIGIOSAS
El núcleo de las creencias religiosas tradicionales se expresa a través de una dialéctica entre los principios de caos que existían en los tiempos míticos y los principios de orden en los tiempos contemporáneos. Esta dialéctica entre procesos de desintegración y reintegración implica tanto el orden social como el natural. La síntesis entre la creencia nativa y la cristiana -internalizada a través de la evangelización sistemática anglicana y pentecostal desde la década de 1940- es claramente una redefinición de tales procesos en términos étnicos. La pecaminosidad de las «antiguas creencias» se compara con la virtud de las «nuevas creencias».

En su forma nativa, la religión chorote puede haber carecido del concepto de un Ser Supremo. Se reconocía, sin embargo, un grupo de deidades que personificaban la dialéctica caos/orden, a través de la fusión -en la misma deidad- de un perfil «embaucador» con características propias de los demiurgos. La polarización entre lo divino y lo diabólico, fomentada por la cristianización, dio lugar a una ordenación jerárquica de las antiguas deidades. Tal ordenación es el resultado de enfatizar el aspecto demiúrgico o embaucador de una deidad.

LOS PRACTICANTES DE LA RELIGIÓN
Los roles religiosos se adquirían tradicionalmente por la vía deliberada del chamanismo o de forma no deliberada al llegar a la vejez. En la práctica, se reconoce una diferencia de poder entre los «chamanes» oficiantes y los «ancianos», y en su capacidad de curar y divinizar. La formación de los pastores indígenas por parte de los misioneros anglicanos, que a menudo les asignaban también responsabilidades políticas, dio lugar a una rivalidad entre los líderes religiosos modernos y los tradicionales, y entre los líderes religiosos y los seculares. Estas rivalidades, combinadas con la falta de confraternidad persistente entre los constituyentes, han conducido a un mayor faccionalismo.

CEREMONIAS
La Fiesta del Algarrobo, que se celebraba en primavera, en la época en que maduran muchos otros frutos silvestres, era la ceremonia tradicional más importante. Su finalidad era promover el rejuvenecimiento natural y humano y potenciar la sociabilidad intergrupal. Entre otros rituales constitutivos de este festival estaban los relativos a las bebidas fermentadas, las cabelleras, las danzas de la victoria y los bailes de los jóvenes. Los misioneros se escandalizaron por los aspectos orgiásticos del festival y lograron suprimirlo. Un rito de paso fundamental era la iniciación femenina, que señalaba el logro de la madurez social y sexual de una joven. La ceremonia contenía un doble conjunto de símbolos a través de los cuales la iniciada experimentaba los procesos antitéticos de la muerte y la gestación, y el contraste entre el estado indiferenciado de la adolescencia y la diferenciación propia de la edad adulta.

MEDICINA
La enfermedad es el resultado de la manifestación de algún principio vital como consecuencia de la malevolencia chamánica, la transgresión de un tabú o la invasión del cuerpo por un agente nocivo emitido por un chamán. El ritual de curación, en el que cooperan los chamanes y los ancianos, incluye el vuelo mágico, la lucha entre los espíritus ayudantes, los cánticos, los soplos y los masajes. Aunque fueron duramente reprimidas por la primera generación de misioneros, las prácticas chamánicas se han recuperado desde los años 80 y coexisten con ciertas prácticas de la medicina clínica occidental.

LA MUERTE Y EL MÁS ALLÁ
La muerte y las enfermedades diversas se atribuyen a ciertas deidades dualistas y, sobre todo, a los chamanes. La muerte es el medio de acceso a un estado definitivo de ser y de poder, lo que implica la transformación del difunto en una clase de deidades principalmente negativas (thlamó) que viven en un mundo subterráneo monótono y oscuro.

Revisor de hechos: Brooks

Recursos

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Véase También

Bibliografía

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